“Yo fui la primer novia de blanco...”



Cuando en el año 2007 empezamos con ésta idea del rescate de la memoria viva, se comenzó, a modo de práctica de las alumnas de la carrera de Turismo, una búsqueda de testigos que pudieran aportar con sus vivencias personales, datos y anécdotas referidas al pasado local y que pudieran enriquecer la imagen de todos acerca de cómo fueron aquellos tiempos.
Todos los que nos involucramos en el proyecto, comenzamos a indagar y a buscar el paradero de la o las personas que pudieran ayudarnos, generalmente vecinos de mucha edad y que tuvieran la suficiente memoria y predisposición para permitirnos indagar en sus recuerdos.
Hoy, un año después de nuestros inicios, podemos decir que comienzan a ser muchas las personas que generosamente nos brindan su tiempo, pero por aquellos días surgía un nombre repetidamente, eran muchas las personas que nos aconsejaban hablar con la que según todos, era uno de los almacenes de memoria (si así se puede decir) más importante de Río Colorado, Doña Josefa Saizar de Finochiaro:

“...Mi papá vino de Maipú en el año 1904, cuando llegó, el primer almacén que conoció fue el de Joaquín Aznarez, que entonces tenía el almacén donde está el kiosco El Beco ahora, y era también el Banco de él, porque entonces no existían Bancos, ni médicos, no había nada...”
“...cuando había una mujer de parto había dos o tres mujeres que eran prácticas en eso y atendían...a mamá la atendieron así, porque no había más nada...”


No fue una sino varias las visitas que se le hicieron a Doña Josefa, quien además sabemos que ha colaborado en cuantas entrevistas se le han requerido. Y es que de su memoria brotaban incontables anécdotas, con una precisión de nombres y fechas que por momentos resultaba abrumadoramente envidiable.
Ella recordaba por ejemplo, imágenes de una de las familias que supo ser de las más acaudaladas de la zona, como fue el caso de los Duhau, dueños de grandes extensiones de tierra entre las cuales estaban los establecimientos del antiguo Viñedo, que luego pasara a manos de Nazar Anchorena:

“...Los Duhau cuando venían de Buenos Aires, acá tenían un auto, que fue el primero que yo conocí, en el año 1920 más o menos, y tenían un chofer...entonces cuando venían agarraban el auto y recorrían todos los campos que tenían...”
“...Domingo Zubieta que estaba encargado en la estancia El Caldén tenía teléfono con papá en la otra estancia vecina y que también era de los Duhau...entonces cuando llegaban los patrones agarraba el teléfono y le avisaba para que se prepare...”


A medida que nos relataba su vida, desfilaban instantáneamente los nombres de los vecinos más conocidos, y de los lugares de referencia histórica de un pueblo en gestación. Entre ellos surgió por ejemplo la tienda de Ramón Tuero, donde Josefa fue considerada prácticamente de la familia, y donde su esposo Mariano Finochiaro tuvo que acudir una tarde para solicitar permiso para empezar a visitarla.
Pero también nos contó de su propia participación en actividades comunales que aportaron al crecimiento del pueblo tal cual lo conocemos hoy:

“...En esa época en la Iglesia del Sagrado Corazón de Villa Mitre había una comisión, y hasta había socios, yo era la secretaria...en esa comisión surgió la idea para hacer otra Iglesia que hoy es la Iglesia Santa María, frente a la plaza...todos trabajábamos y pedíamos donaciones...es por eso que yo digo que para mí la Iglesia es algo mío...el día que se inauguró, toda esa cuadra cortaron el tránsito, era un mundo de gente...”
“...El primer cura que se quedó efectivo acá, y que vino a la Iglesia de Villa Mitre allá por el año 1935 más o menos, fue el padre Filapello...”


Aquí podríamos incluir unos comentarios sobre dicho padre. Lo que ocurre es que las personas de mayor edad recuerdan muy bien al padre Filapello, sobre todo es y será recordado por haber sido un hombre de un carácter un tanto fuerte, dicen quienes lo conocieron que hasta se podría decir que su carácter rondaba siempre las cercanías del mal humor.
Tranquilo Filapello (su nombre le hacía burla a su temperamento) era italiano, y había venido de una Europa envuelta en guerras y eso quizás explique su carácter y hasta su enojo por la poca concurrencia a las misas que por entonces ofrecía en el Sagrado Corazón de Villa Mitre.
Cuenta un memorioso que una vez intentaron convencerlo que modere la dureza de sus palabras, y ante la pregunta de por qué elegía siempre la misa para retar a los feligreses respondió: “má, si es el único momento en que los veo...”
En otra ocasión parece que la novia que iba a contraer matrimonio ese día, llevaba un escote lo suficientemente llamativo como para provocar los refunfuños del padre Filapello. Llegado el momento de la ceremonia el único que tardaba en aparecer era el cura por lo cual uno de los asistentes lo fue a buscar y le preguntó qué estaba esperando, y él respondió: “que la novia termine de vestirse...”
Pero anécdotas al margen volvamos a Josefa, ya que ella no sólo participó activamente en la comisión de dicha Iglesia, sino que además ostentaba orgullosa un privilegio que por estos años puede parecernos mínimo, pero es sin duda por lo menos curioso, y algo que resultaba inolvidable para ella:

“...En la Iglesia del Sagrado Corazón, yo lo he dicho siempre, la primer novia de blanco que se casó en esa Iglesia fui yo, porque antes, todas las de la zona que querían casarse por Iglesia tenían que ir a Bahía, y si no traían un padre de Don Bosco o uno de Santa Rosa, pero la costumbre era casarse de negro...yo me casé por Iglesia y fui la primer novia de blanco, tengo ese honor de decirlo...”

Gracias a Josefa conocimos muchos datos interesantes y curiosos, que hoy toman mucha más relevancia debido a que ella desde hace un tiempo ya no está entre nosotros.
Es por ello que el rescate de estas historias de vida nos debe resultar más apremiante.
Hoy sus anécdotas, su fuerte voz, sus fotografías y sus recuerdos están para siempre guardados y pueden servir de guía para conocer un poco más del pasado y la historia de Río Colorado.
A ella y a su familia, que sigue brindándonos ayuda para conocer un poquito más, les estamos muy agradecidos.

Fragmentos de sucesivas entrevistas realizadas por Rosa Palacios y Shirley Trancamilla durante el transcurso del año 2007, y en el marco del Proyecto de Rescate y Preservación del Patrimonio Local del Instituto de Nivel Superior de Río Colorado.

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